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El funcionamiento del sistema de aire acondicionado de un vehículo se basa en la transformación del aire caliente del exterior en aire frío, o viceversa. Esto se hace gracias a un gas que circula por el circuito. La problemática de este circuito es que está formado por tuberías flexibles, que favorecen la aparición de fugas con el tiempo.

El equipo consta de filtro de habitáculo, de polen o de aire (a sustituir aproximadamente cada 10.000/15.000 km, o menos cuando se circula por zonas de mucho polvo), que retiene partículas de polen, polvo y otras similares (hasta de los gases de escape de nuestro vehículo y de otros aledaños), y que hay que cambiar de forma regular para respirar aire purificado; botella deshidratante, que filtra impurezas y recupera la humedad del circuito para proteger el compresor; válvula de expansión, para que el fluido pase del estado líquido al estado gaseoso, lo que genera el frío; evaporador, que se encarga de enfriar el aire del habitáculo y de neutralizar la humedad; compresor (como en los frigoríficos), que comprime el gas del sistema y relanza el ciclo de climatización; y condensador (de nuevo como en las neveras o en los equipos de climatización domésticos), que enfría el gas y asegura que pase al estado líquido que ha sido comprimido por el compresor.

Para la la atención y el cuidado que necesita el AA de su vehículo venga a nuestro taller y le haremos un estudio y asesoramiento para proceder a realizar la solución más adecuada.

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